sábado, 6 de septiembre de 2008

Lowenfeld
Capítulo VIII.
Resumen.

Dibujos infantiles tienen dos rasgos: no se observan intentos de representación realista; y cuanto menor es la edad, menor es el intento de representar el medio. Su percepción del espacio deriva de sus experiencias táctiles y no visuales. Las proporciones que utiliza son de valor y no estéticas.
Cuanto más se acerca el niño a la adolescencia, más se pierde las relaciones subjetivas que lo ligaban al mundo de los símbolos.
Junto con esto disminuye su imaginación y su confianza para expresarse, por lo que se tiende a abandonar el dibujo. En este momento la educación debe introducir métodos y medios de estímulo que puedan impedir que el niño pierda su propia confianza.
Existen dos niños en su forma más pura, los tipos visuales, en los que en sus experiencias predomina lo visual, y los hápticos, que están centrados en sus sensaciones corporales y en sus experiencias subjetivas. A los tamaños y espacios los determina por su valor emocional y su importancia. Para éstos el núcleo de su capacidad creadora puede estar en no prestar atención a las impresiones visuales.
La mayoría de las personas se hallan este estos dos tipos extremos, pero con predominio de uno. Según tests, alrededor del 50% de las personas tienen predominio del tipo visual, una cuarta parte tiene del tipo háptico, y otra es indefinida.
En cuanto a la representación del espacio, tanto las personas de tipo háptico como visual están a igual distancia de representarlo objetivamente, ya que es algo infinito, y su percepción es subjetiva. Las personas de predominio visual representan la aparente de disminución del tamaño de los volúmenes a medida que estos se encuentran más alejados. En el espacio háptico vemos que la ilusión visual es insignificante, dependiendo el tamaño de las figuras del valor subjetivo de éstas.
Sería completamente equivocado intentar potenciar la creatividad de un individuo del tipo háptico mediante un intento ansioso de forzarlo a familiarizarse con las impresiones visuales, y viceversa, pues rechazaría el modo de expresión impuesto, y no desarrollaría el modo propio de él.
La creatividad no depende de la capacidad para observar las cosas.
No existen personas “bien dotadas” para el arte, pues esto sería sobrevalorar los aspectos artísticos que son aceptados socialmente, y desvalorizar diferentes modos de expresión, pues el arte no es otra cosa que la expresión de uno mismo de acuerdo con las necesidades individuales.

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